Hay Mari Carmen, amiga, yo no se como empezar,yo me creía que a mis años, lo tenía ya toico visto,pero el sábado pasao, no quiero yo trompezar,pa tu cogerte una silla, tenias que andarle mu listo,igualico que el ganao, dejan siempre a sestear,así mismo vi la plaza, de cabezas completico. Y te vendían cartones, con munchos números puestos,que tu tenias que ir tachando, conforme allí te decían, porque había dos zagales, mu guapetones por cierto,que sacaban las bolicas y el número repetían:uno decía “el veinte” “dos, cero” según lo iba viendo,el otro “tuenti” “chu sero”, con muncha gracia lo hacían. Y me lo pasé tan bien, viendo aquellos dos zagales,que cuando llegue a mi casa, llené de agua un barreño,y pa refrescarme un poco, me quité los zaragueles,me senté yo en el caldero, pues era mas bien pequeño,metí la mano pa bajo, creyéndome una Cibeles,y pensando en “El Zequiel” y el de nariz aguileño,la mano no la paraba, hasta sentir los laureles, Y también yo me enterao, que hay un grupo musical,EL QUE SIEMPRE FALTA ALGUNO, creo le dicen.Yo al que falte munchas veces, y no lo quiero estresar,le ponía la gasolina que me sobra del vespino, por narices,en el mismísimo culo, y se estuviera restregando, sin parar,hasta que dentro del buche, se asustaran las lombrices. Mira nena, yo no se como esto, lo podemos ya parar,resulta que ahora ni los toros vamos a poderlos ver,a toa esa gentuza, que no hacen mas que pensar,con una guena picaza, en el patio del ganao, en verano y sin beber,los tenia yo en agosto cavando de sol a sol, pa comenzar,y les quitaba las ganas que toos tienen de entorpecer. Como tu y yo nos juntemos y con un par de mojitos,ponemos a estos vividores mas derechos que una vela,y to el mundo a trabajar, y en especial a los “pijos”,que pa que esto se arregle, hay que dar, donde mas duela.
Cecilia Gómez